En los últimos años, España ha experimentado un notable auge en la instalación de energía solar fotovoltaica. En 2022, se alcanzó un récord con la instalación de 4.701 MW en plantas solares, consolidando el año como uno de los más significativos para el sector. Sin embargo, este crecimiento enfrenta un desafío inesperado: el bajo precio de la electricidad.
El impulso de la energía solar ha sido desigual en el territorio español, con tres comunidades autónomas liderando el despliegue: Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha. Estas regiones, beneficiadas por una mayor cantidad de horas de sol y extensas áreas rurales, han concentrado el 80% de la nueva capacidad instalada. Este crecimiento ha sido posible gracias a la agilidad administrativa y al apoyo gubernamental en estas áreas.
A pesar de estos avances, el sector solar se enfrenta a un obstáculo interno. El bajo costo de la electricidad en España reduce el atractivo económico de nuevas instalaciones solares. Este fenómeno crea una paradoja: mientras la capacidad de generación solar aumenta, los incentivos financieros para seguir invirtiendo en esta tecnología disminuyen.
El autoconsumo también ha visto un crecimiento significativo, con un aumento del 108% en 2022, alcanzando los 2.507 MW. Este incremento ha sido impulsado en gran medida por la industria, que busca reducir costos y aumentar la sostenibilidad.
El futuro de la energía solar en España dependerá de la capacidad del sector para superar estos desafíos económicos y continuar su expansión. La transición energética es crucial, y la energía solar juega un papel fundamental en este proceso. Sin embargo, será necesario encontrar un equilibrio que permita mantener el crecimiento del sector a pesar de las fluctuaciones en los precios de la electricidad.